El título de este libro reúne dos palabras cargadas de historia y de significado: humanismo y tecnología. Es precisamente el potencial transformador de las nuevas tecnologías el que nos impulsa ahora a preguntarnos por el lugar y la naturaleza del ser humano. En la era de las transiciones digitales, necesitamos más que nunca consolidar un principio de humanidad que dé sentido a lo técnico, que oriente el despliegue de los sistemas de inteligencia artificial (IA) hacia el cuidado de nuestra común naturaleza, de nuestra dignidad y libertad.
El libro ofrece indicaciones para detectar los riesgos de los sistemas digitales y para identificar, asimismo, las potencialidades que estos sistemas aportan en la tarea de configuración de la familia humana y de la sociedad civil. Es crucial entender que los sistemas llamados de inteligencia artificial están compuestos por artefactos y también por seres humanos, que la parte inteligente de estos sistemas no es artificial, sino humana, y que su objetivo ha de ser el servicio a las personas y al bien común.