lo que vengo a proponer aquí es que la idea de dimorfismo sexual (o neodimorfismo), sobre la que se fundan las lecturas jerárquicas de los cuerpos, fue construida y refinada por el discurso científico como forma de justificar y sostener la estructura social, económica e ideológica que la modernidad requería. Esto nos conduce a una posible pista para comenzar a desarrollar una lectura revolucionaria de los cuerpos.