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Claudia Casanova

  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    —¿Qué son los tibicenas?
    Doce inspiró profundamente; su tono entrecortado se hizo más grave.
    —Vinieron de abajo, hace unos diez días. Mataron a esa chica de tu pueblo, y luego casi acaban con Lupe. Uno la había arrinconado en Gris cuando la encontramos. Lo matamos e hicimos la cruz con sus dientes para asustar a los otros. Pero son criaturas sin alma y no conocen el miedo
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    Fue horrible —musitó Lupe, con una vocecilla desesperada—. Era la cosa más enorme y monstruosa que he visto jamás. Babeaba y era negra como la oscuridad y…
    —Como si hubiera devorado toda la luz del mundo —dijo Doce.
    —¿Pero, qué son? —pregunté impaciente.
    —Son perros del demonio
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    Al principio eran lobos, o eso creemos. Ahora… son monstruos —dijo Doce
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    No me extrañaba que los animales hubieran huido al mar, si aquello era lo que habían experimentado. Me sentí como un pájaro en las garras de un cuervo, pequeña contra una oscuridad que se cernía despiadada sobre mí
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    Las lágrimas brotaban de sus ojos y caían por sus mejillas. Traté de abrazarla para que se calmara, pero se apartó.
    —¿Qué decía?
    —Que mi padre era todo lo que decían los Expulsados —dijo con voz extrañamente desapasionada—. Y cosas peores
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    Eso es lo que hace un buen cartógrafo. Hace que los mapas cobren vida. Tu habitación se convertiría en algo que forma parte de un hogar
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    Ahora lo entendía todo. La primera vez que el mapa había cambiado era porque se había mojado con el agua del río en Arintan. Cuando traté de humedecerlo de nuevo, había utilizado agua de mi cantimplora, la que había traído desde casa. Ahora el suelo volvía a estar mojado con agua de la cascada. El mapa tenía que mojarse con agua de Arintan para revelar su capa secreta
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    No. —Caí de rodillas, rebuscando en la grieta. El mapa debía de haberse quedado enganchado cuando nos escondimos.
    —Aquí —dijo Lupe, con voz monocorde.
    Levanté la madera de luz hacia el lugar que señalaba su dedo. Vislumbré un trozo del mapa sobre el suelo. Luego otro y otro más.
    Estaba hecho pedazos, como pétalos en el polvo. Los tibicenas lo habían pisoteado hasta convertirlo en un montón de papel inservible.
    —¿Puedes arreglarlo? —preguntó Lupe, aunque conocía la respuesta.
    Miré la oscuridad. Se extendía frente a nosotras, informe y aterradora.
    Estábamos perdidas.
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    Me entraron ganas de llorar. Era el mapa de mamá, lo único que me quedaba de ella en el mundo, y yo lo había destruido
  • Dianela Villicaña Denaje citiralaprije 2 godine
    algún lugar en el fondo de mi ser me estaba desmoronando
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