—Ahora ya puedo decir que mi novio es diseñador sin temor a mentir. Si es que eres mi novio, claro. ¿Lo eres?
En vez de contestarle de inmediato, Michael arrancó el coche y salió del aparcamiento. Con la vista clavada en la carretera y un tono de voz muy tranquilo, le dijo:
—Soy algo mejor que tu novio. Porque voy a pedirte que te cases conmigo dentro de tres meses.
Stella se quedó boquiabierta, y la sorpresa la asaltó en oleadas que le provocaron escalofríos.
—¿Por qué me lo dices?
Michael esbozó una sonrisilla mientras la miraba de reojo antes de concentrarse de nuevo en la carretera.
—Porque no te gustan las sorpresas, y he supuesto que necesitabas tiempo para hacerte a la idea.