Neila García

Cuando la vergüenza que rodea la regla se combina con pobreza, se vulneran sistemáticamente el derecho a la dignidad, el derecho a la no discriminación, el derecho a la educación, el derecho a la salud y a la privacidad,

La regla no es solo mucosa y sangre. Es fastidiosa, asquerosa y bochornosa. Se espera de quienes menstrúan que la vivan en silencio.

Nuestros cuerpos se celebran cuando son portadores de vida, pero la regla —que es un prerrequisito del embarazo— ha de esconderse. Los cuerpos que menstrúan pasan rápidamente de milagrosos a impuros. Manchar es señal de vergüenza.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la falta de baños limpios, que dispongan de agua, papeleras, puertas y pestillos representa un enorme escollo para quienes menstrúan y aqueja al 30 por ciento de las escuelas de todo el mundo.

niñas que se ausentaban del colegio varios días al mes y que incluso se saltaban las clases cuando tenían la regla

Ese absentismo y ese abandono escolares hicieron que la menstruación se vinculara con el desarrollo económico y, poco a poco, algo que durante mucho tiempo se había relegado a una esfera privada comenzó a ser política. Política menstrual.

Según la Unesco, en África subsahariana 1 de cada 10 niñas no asiste al colegio cuando menstrúa, un absentismo que, de manera prolongada, puede traducirse en abandono escolar,

Más de 62 millones de niñas que deberían ir a la escuela no lo hacen.

Desde 2014, el 28 de mayo las organizaciones de todo el mundo conmemoran anualmente el Día de la Higiene Menstrual.

Una de las razones fue la llegada de más ingenieras al sector. No digo que los hombres ignoraran conscientemente la cuestión de la regla, pero tampoco pensaban en ella porque no necesitaban preocuparse al respecto.»