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Bethany Webster

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    Esperar una salvadora, en cierto modo, hace que sigamos siendo inmaduras
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    Mi papel como sirvienta emocional parecía servir de tapadera de su rabia.
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    Vemos más las conexiones que las diferencias. Las diferencias que vemos no nos parecen tan peligrosas
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    Valoramos la vulnerabilidad: cuando nos damos cuenta del alcance y de la magnitud de todo lo que hemos sufrido emocionalmente de niñas, valoramos emociones como la ira y la tristeza, y les damos la bienvenida, en vez de juzgarlas o avergonzarnos de ellas. Esperamos la renovación y la regeneración que nos ofrecen, así como la claridad que siempre deja su estela
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    Sanar la herida materna no es un camino rápido, atractivo o sencillo. Pero es el verdadero sendero hacia la sanación intergeneracional y la transformación, que hemos de experimentar con el fin de crear cambios duraderos para las generaciones futuras
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    Su confianza en mí me hacía sentirme importante, pero también esclava de su dolor.
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    Cada detonante es una oportunidad para tomar mejores decisiones que las que tomamos de niña
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    Para las que tenemos madres incapaces de reivindicar su propio poder, el mero hecho de intentarlo nosotras puede parecernos aterrador. Amarnos a nosotras mismas nos resulta extraño. Es una habilidad que nos toca aprender sin tener demasiados modelos que imitar
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    El patriarcado ha anulado hasta tal extremo a las mujeres que, cuando son madres, sedientas y famélicas de validación, aprobación y reconocimiento, suelen recurrir a sus jóvenes hijas.
  • b6394045722je citiraoprije 6 mjeseci
    Es una sed que la hija jamás podrá apagar. No obstante, hemos visto que generación tras generación, las hijas inocentes se han entregado a su madre, se han sacrificado voluntariamente en el altar del sufrimiento y la carencia maternos, con la esperanza de que algún día, por fin, serán «lo bastante buenas» para ella, con la ilusión infantil de que «alimentando a la madre», al final, se podrán alimentar ellas como hijas. Ese alimento emocional no llega nunca. Ese alimento que has estado deseando solo se puede conseguir cuando te comprometes con el proceso de sanación de la herida materna y de tomar las riendas de tu vida y de tu valía.
    Hemos de dejar de sacrificarnos por nuestra madre, porque, en última instancia, nuestros sacrificios no la ayudan. Lo que sí la ayudará será la transformación que se producirá cuando trascienda su propio dolor, pero antes deberá lidiar con él ella sola
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