dría asfixiarme. Sí, bien, quizá eso ha sido un poco dramático, probablemente tú estarías ahí fuera, ofreciéndoles un café. Pero ya sabes que me enfado fácilmente y soy puntillosa cuando se trata de mi espacio personal. Iré a la cocina e intentaré dominar la situación.
Aquí todo es más apacible, y eso me da tranquilidad para pensar. Resulta gracioso pensar en lo que me sorprende ahora. A menudo se trata de los detalles más nimios. Por ejemplo, ayer un periódico publicaba que, como hermanas, siempre habíamos estado muy unidas, pero ni siquiera mencionaban cuántos años nos llevamos. Quizá no importa, ahora que ya somos adultas, pero de niñas parecía tanto. «Cinco años es mucha diferencia…», decía la gente que no lo sabía, subiendo la entonación al final para convertir la frase en una pregunta. Y las dos pensábamos en Leo, y en el hueco que él dejó, aunque quizá vacío sería una palabra más adecuada, aunque jamás la pronunciamos, ¿te acuerdas?