Como individuos, pero también como entidad racial, tenemos que expresar nuestras necesidades. Tenemos que decirle a la sociedad blanca: «Necesitamos que acepten que los Chicanos somos distintos, que reconozcan que nos han rechazado y negado». Necesitamos que reconozcan que nos consideraron menos que humanos, que nos robaron las tierras, nuestra condición de personas, nuestro respeto por nosotros mismos. Necesitamos que hagan una restitución pública, que digan que, para compensar su propio sentido de ser defectuosos, luchan por imponerse a nosotros, borran nuestra historia y nuestra experiencia vital porque les hacen sentir culpables —preferirían olvidar sus brutales actos—. Que digan que se han separado de los grupos minoritarios, que nos han repudiado, que su conciencia dual aparta fragmentos de ustedes mismos, transfiriéndonos a nosotros esas partes «negativas». (Donde se producen persecuciones de minorías, se produce una proyección de sombra. Cuando hay violencia y guerra, se produce una represión de la sombra