La idea de que el pensamiento mítico ha acompañado a la filosofía desde siempre, la expone con originalidad Juan Nuño en Los mitos filosóficos. Aunque es un lugar común que, después de Platón, la filosofía renunció al mito, Nuño asegura y prueba que nunca logró desembarazarse de pretensiones míticas. El mismo nombre de filosofía, traducido por «amor a la sabiduría», se remonta a Pitágoras y se explica por la creencia de que solo la divinidad es propiamente sabia. La filosofía tiene que ser vista, en consecuencia, como una disciplina intermedia, que nunca llegará a la perfección. En la Edad Media, fue ancilla theologia. Es el mito de la servidumbre, retomado en nuestro tiempo por todas las filosofías «de» algo: del lenguaje, de la historia, de la ciencia, del arte. Parménides introdujo en su célebre Poema la idea de los límites y las fronteras del saber seguro, un mito que reaparece en Bacon, Kant, Wittgenstein y Popper. ¿Y qué mito más característico de la filosofía que el del «eterno retorno» de Nietzsche? La filosofía como un saber que retorna con constante periodicidad.