Battle Royale

—Gracias. Me alegra que confíes en nosotros.

Shogo continuó sonriendo.

—Oh, no: el honor es mío.

No. ¿Qué tiene que ver esto con Dios?

«Voy a morir por tu honor».

Así se abrazaron y besaron. ¿Fueron solo unos segundos? ¿Fue un minuto? ¿O fue toda una eternidad?

Si realmente quisiera, Kazuo Kiriyama podría enfrentarse al Gobierno entero, sin problemas.

«Este tío va a ser una persona tan extraordinaria que ni siquiera puedo imaginarme hasta dónde va a llegar».

—¿Podéis estaros quietos? —dijo aquella voz tranquila.

Que me parta un rayo si no confío en una chica tan guapa como tú.

era muy bueno inventándose excusas.

«Aunque sea mentira, aunque sea un sueño, por favor, mírame. Tu sonrisa de aquel día no es mentira, no es un sueño. Al menos, si te vuelves a mirarme, podría ser mi mentira, mi sueño. Pero el día que pronuncies mi nombre, no será mentira, no será un sueño». Y luego: «Nunca ha sido mentira, nunca ha sido un sueño que te amo».