La prueba de que la muestra aleatoria está funcionando consiste en responder la siguiente pregunta: ¿Tiene cada nombre o cosa del grupo la misma probabilidad de quedar en la muestra? La muestra puramente aleatoria es el único tipo de muestra que puede examinarse con total confianza por medio de la teoría estadística, pero tiene un problema.
Es tan difícil y costosa de obtener para muchos usos, que el simple costo la vuelve inviable. Un sustituto más económico, que se utiliza casi universalmente en campos como las encuestas de opinión y la investigación de mercado, se llama muestreo aleatorio estratificado.
Para obtener esta muestra estratificada, se divide el universo en varios grupos en proporción a su prevalencia conocida. Es allí mismo donde puede comenzar el problema: la información sobre la proporción puede no ser correcta.
Imagina que quieres encuestar a un grupo de agricultores cuya edad y raza específicas no importan, pues tu enfoque está en los ingresos generales de un agricultor. Entonces, comienzas a contactar a un porcentaje de personas en cada uno de los distintos niveles de ingresos, pero cuidando de dividir el grupo en partes iguales entre personas de distintas razas y mayores y menores de cuarenta años.
Debes proceder así precisamente porque los factores de raza y edad supuestamente no importan y no vas a hacer una estadística sobre agricultores negros o sobre agricultores menores de cuarenta años.