Otelo, el moro de Venecia

de aquellos que no obedecerían al diablo aunque él les mandase amar a Dios.

Esposa mia, quise besarte antes de matarte. Ahora te beso, y muero al besarte. (Muere.)

¿dónde hallaré el fuego de Prometeo, para volverte á dar la vida?

Desdémona, ¡cuánto me alegro de no tener más hijos! Porque despues de tu fuga, yo los hubiera encarcelado y tratado como tirano.

lindo y condenado como una mujer hermosa.

OTELO.—Tan grande es mi alegría como mi admiración de verte aquí antes de lo que esperaba. Si la tempestad ha

Gózate en tu obra, cuyo solo espectáculo basta para envenenar los ojos.

OTELO.—Esposa mía, quise besarte antes de matarte. Ahora te beso, y muero al besarte. (Cae sobre Desdémona y muere.)

El gobierno queda en manos de Casio. Y en cuanto a Yago, creed que si hay algún tormento que pueda hacerle padecer eternamente sin matarle, a él se aplicará. Vos estaréis preso, hasta que sentencie vuestra causa el Senado de Venecia.

OTELO.—Hasta el valor he perdido: un niño podría desarmarme. Pero ¿qué importa? ¡Vaya con la virtud la honra! ¡Húndase todo!