Cuentos de horror

Un hombre es como un árbol: En un bosque de sus iguales crecerá tan recto como su naturaleza individual y genérica lo permita; solo en campo abierto, cede a las tensiones y torsiones deformantes que lo rodean.

Tengo apenas una convicción de que en ocasiones los vivos son vistos donde no están, sino donde han estado, donde han vivido tanto tiempo, quizá tan intensamente, como para haber dejado su impresión en todo lo que les rodea.

Sobre los campos pedregosos el calor visible danzaba con un vivo temblor incompatible con la gravedad que es atributo de lo sobrenatural.

Qué tan ligera era la capa de "caballerosidad" que cubría la esencial brutalidad del código bajo el cual eran posibles tales encuentros

Tengo la teoría de que cualquier defecto físico tiene su correspondiente defecto mental y moral

muy adicto a las compañías malignas

La apariencia de los otros hombres era bastante común: eran personas como las que uno conoce y después olvida haber conocido.

Valor teníamos, pero la esperanza era sólo un recuerdo.

Cualquiera puede contar algún tipo de historia; la narración es uno de los poderes elementales de la raza. Pero el talento para la descripción es raro.

poco acostumbrado a las reglas de las interacción social.