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Roberto Calasso

El libro de todos los libros

  • David Olivaresje citiraoprije 3 dana
    Para un sacerdote como Samuel, la primera obligación era efectuar el sacrificio y repartir las carnes del sacrificio que se comían.
  • David Olivaresje citiraoprije 3 dana
    He recorrido sola el círculo del cielo, / he caminado por las profundidades de los abismos. / En las olas del mar, por toda la tierra, / en cada pueblo, en cada nación me he enriquecido.» L
  • Miguel Ángel Vidaurreje citiraoprije 4 dana
    En la soledad que precede a la Creación, Yahvé fue asistido solo por su hija. Era la Torá, la Ley, y era la Jojmá, la Sabiduría.
  • betzcclje citiraoprije 9 dana
    Yahvé no se extrañó de tanta temeridad, que él mismo había preparado. Y su respuesta no fue menos brusca. Por segunda vez se le apareció a Salomón como había sucedido en Gabaón, en un sueño. Dijo que había escuchado su plegaria ante el Templo. Confirmó que apoyaría a Israel si observaba sus preceptos. Pero, «si os apartáis de mí», anunció dos calamidades. «Arrancaré a Israel de la superficie de la tierra que le he dado», fue la primera y la más previsible. La segunda, en cambio, se refería a «todos los pueblos de la tierra», como si Yahvé quisiera responder directamente a lo que Salomón había osado proponer. Se abría otra perspectiva terrible: «Israel se convertirá en objeto de sátira y sarcasmo entre todos los pueblos». Así, con cautela, traduce la Biblia de Dhorme. La palabra hebrea es «mashal», «historias», «símiles». Y también «cuentos», «chistes». El pueblo elegido corría el riesgo de convertirse en objeto de chistes «entre todos los pueblos». Pero Yahvé, en ese sueño, fue sutil además de amenazador. La misma advertencia, casi con las mismas palabras, la había pronunciado, cientos de años antes, Moisés, en la época del pacto de Horeb. También Moisés había advertido que los judíos podrían convertirse en objeto de burla «entre todos los pueblos».
  • betzcclje citiraoprije 9 dana
    El Templo construido en siete años por Salomón, cuatrocientos ochenta años después de la salida de Egipto, mostraba en su interior relucientes paredes de madera de cedro, talladas con bajorrelieves en forma de guirnaldas y de coloquíntidas. «
  • betzcclje citiraoprije 10 dana
    uno de los primeros días de la primavera y David había dormido la siesta en la azotea. Cuando se levantó, comenzó a mirar a su alrededor. Oía un gorgoteo de aguas y no entendía de dónde venía. Se asomó y vio a «una mujer que se bañaba y que era una mujer muy hermosa». Preguntó: «¿No es Betsabé, hija de Elíam, mujer de Urías el hitita?». Se lo confirmaron. Entonces David envió a sus mensajeros a buscarla. Betsabé apareció enseguida, se acostó con David y se fue a casa. Un tiempo después, anunció a David que estaba encinta.
  • betzcclje citiraoprije 10 dana
    Un día David se atrevió a preguntarle a Yahvé por qué lo trataba así. Quería saber la verdadera diferencia entre los patriarcas y él. Yahvé dijo: «Puse a prueba a los patriarcas. Tú no has sido sometido a prueba. Tu prueba será una mujer». En aquel tiempo David todavía no había conocido a Betsabé.
  • betzcclje citiraoprije 10 dana
    botín de guerra que tiene que ser destruido –cosas y personas–, porque de lo contrario, «sería una trampa para ti». «Anatithénai nunca significaba un rito que concluía con la destrucción del objeto consagrado.»
  • betzcclje citiraoprije 10 dana
    interdicto, el veto, el edicto implican prohibición y exclusión, no la matanza. Mientras que ḥerem es el mandato de llevar a cabo una acción hasta el final, la de exterminar, aniquilar lo que se consagra al ḥerem.
    Diferencia entre el hebreo ḥerem y el griego anáthēma: el anáthēma puede ser el botín de guerra que se deposita en un templo, para ser conservado allí (pero también puede ser el trípode, la corona o el vaso que ha ganado un atleta, así como la ropa que el iniciado llevó durante la iniciación); el ḥerem es el bo
  • betzcclje citiraoprije 11 dana
    el Deuteronomio leemos: «Acuérdate de lo que te hizo Amalec». Palabras que resonarán durante siglos en los oídos de los judíos, una aciaga advertencia. Pero en ninguna parte aparece escrito: «Acuérdate de lo que hiciste a Amalec».
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