Un pintor viajero que dejó obra de calidad fue Raymond Quinsac Monvoisin, nacido en Francia en 1790, y que en sus estadías en Buenos Aires pintó el Soldado de Rosas y Porteña en el templo. También el alemán Mauricio Rugendas se destacó por sus retratos y escenas de grupo en tiempos de Rosas. Viajó a Brasil entre 1821 y 1825 contratado como dibujante. Fue a Europa, donde estudió con los mejores artistas, y volvió a Buenos Aires en 1845. Impresionado por el poema de Echeverría, La cautiva, pintó La vuelta del malón. Carlos Morel es el primer pintor argentino con formación plástica. Cursó cuatro años de dibujo en la Universidad, y en la época de Rosas realizó las primeras escenas de batallas y otras costumbristas, como Payada en la pulpería donde se muestra soldados con divisas y vestimenta federal.