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Martín Felipe Castagnet

Unos ojos recién inaugurados

Habló por teléfono con su abuela todas las noches durante más de quince años. Lo hizo mientras iba creciendo: atravesó la adolescencia, se fue de la casa de los padres, vivió solo, vivió con amigos, se casó, tuvo un hijo; mientras todo cambiaba, el hilo que enhebró esa música del tiempo fue la voz de su abuela, del otro lado de un cable enrulado. Cuando ella empezó a enfermar y sus movimientos se redujeron, Martín Felipe Castagnet supo que había que registrar lo que decía para protegerlo del efecto implacable del olvido. Así nació este libro, extraño y entrañable, que es la semblanza de una abuela pero también la historia íntima de una relación singular que atravesó el tiempo y dejó una marca indeleble en un escritor.
67 tiskanih stranica
Vlasnik autorskih prava
Vinilo Editora
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Dojmovi

  • Andreaje podijelio/la dojamprije 3 mjeseca
    👍Vrijedna čitanja

    Hermoso libro sobre la relación entrañable y real de un joven y su abuela. Logro conocerla y tomarse tiempo de construir esa relación

  • María 💚je podijelio/la dojamprošle godine

    Maravilloso libro, me puse a llorar al final y estaba en un lugar público. Lloré frente a veinte desconocidos.
    Editorial Vinilo: gracias por existir.

  • Yatzel Roldánje podijelio/la dojamprošli mjesec
    👍Vrijedna čitanja
    🐼Lagano štivo

Citati

  • Agustina Chavezje citiraoprije 5 sati
    Para mí es una conversación todavía abierta. Un llamado telefónico que nunca se cuelga, como cuando advertís que el otro se olvidó de colgar como corresponde y, mientras escuchás ruidos de fondo, le seguís hablando a ver si te escucha, porque colgarlo significa no poder volver a llamar. Abuela: te fuiste y dejaste el teléfono descolgado. No voy a colgar el mío, te voy a seguir hablando, aunque sepa que nunca vas a volver a levantar el tubo
  • Agustina Chavezje citiraoprije 5 sati
    Luego llamé a mi familia para contarles: a mi papá, a mi tío, a mi mujer, a mis hermanos. A todos les repetía lo mismo, y en todos era honesto como nunca antes: “Se fue, ya está, ya no sufre más”. Y con cada llamada lloraba un poco menos, pero nunca dejé de llorar.
  • Agustina Chavezje citiraoprije 5 sati
    Me puse a llorar y le dije a la doctora: “No es exactamente tristeza, sé que era lo mejor para ella. Es que la voy a extrañar mucho”. Ahí me quebré, y entonces se abatió una tormenta sobre la ciudad.

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