En este libro cuento la historia de la venida de la Virgen Madre de Jesucristo Dios y hombre verdadero, en carne mortal a Zaragoza sobre un Pilar transportado por Ángeles, el 2 – 1 del año 40 de la Era Cristiana. Para hacerlo, la Señora tenía dos fines. Uno era confortar al Apóstol Santiago en la evangelización que estaba llevando a cabo en la entonces llamada Hispania Tarraconense. El otro era dejar allí el Pilar, símbolo de la firmeza de la fe que reinaría en la Península; en su entorno se edificaría un templo, en el que Dios concedería infinitos favores a los que se acogieran a su amparo bajo la advocación de la Virgen del Pilar, que permanecería allí hasta el fin del mundo. Continúo hablando de Santiago, y de lo que ha sido de “la Pilarica” milagrosa aragonesa, a través de los siglos y hasta nuestros días. Termino contando una zarzuela, “Gigantes y Cabezudos”, que es un homenaje al Pilar, y ameniza un tanto la seriedad del libro.