Es un libro estupendo, da cuenta del ADN de los mexicanos profundamente arraigado a la ciencia. En la revisión histórica nos deja en claro que somos un país con una gran vocación por la ciencia (y diría que por la filosofía y las artes) qué ha tenido momentos estelares y que aún en los tiempos malos grandes individualidades han hecho ciencia de alto nivel. El libro no es una apología de algo que no solos, exhibe con agudeza todo lo que se ha dejado de hacer. Al final es optimista y aunque ya tiene 65 años de publicado es un clásico de la divulgación de la ciencia en México.