Libella ediciones

Quien mira afuera sueña;
quien mira adentro, despierta.

se creen merecedoras de ese destino cruel y se dan por vencidas.

Soltemos esa carga honrando las memorias de nuestros ancestros, solo así, en nombre del amor genuino, podremos alcanzar la verdadera libertad.

Vos sos como el fruto de un árbol. Te reconocés fruto, pero no sabés nada del árbol del que provienen las flores que te dieron la vida.

La puntualidad habla de tu relación con el compromiso

Yo sería la encargada de nombrar todo lo que mis antepasados habían aprendido a callar

poco apropiado para una dama».

Ya en su cuarto, a salvo de ojos curiosos y con el corazón palpitante, fantaseó con las probabilidades de volver a ver aquella sonrisa seductora.

accedió en silencio y clavó sus oscuros ojos en los claros de ella.