Las imágenes que Isabel Zapata evoca a través de las palabras me hicieron regresar a mi infancia, recordar lo mucho que me sorprendía leer del mundo natural.
En este texto encontré momentos de calma, buscaba una lectura que me la diera, bellas metáforas; pero, también, reflexiones profundas.
Simplemente es un bello texto, una mezcla de géneros, es único.
Léalo 👌🏽.
Esta novela cuenta la historia de Andrea, una niña, y su perra Troika. Isabel nos lleva a dos narrativas entrelazadas: la de Andrea, su madre Josefina, su hermano y la perra; y luego la de Francisca, la nana de Andrea, que lidia con la pérdida de su hijo y de Troika más adelante.
Me encantaron las referencias a los años noventa, como el eclipse de 1991, que Isabel utiliza para estructurar la novela.
El libro me hizo reír, llorar y reflexionar sobre las redes de apoyo entre mujeres, la economía del cuidado y la importancia de las mascotas en la infancia, los vínculos y el duelo. Me encantó que la historia valora genuinamente el vínculo humano-animal sin humanizar a Troika.
Esta es la primera novela de Isabel Zapata y no dudé en leerla (incluso la esperaba desde que la anunciaron) porque sus libros de ensayo Una ballena es un país, Alberca vacía e In vitro me gustaron mucho. Respecto a Troika me gustó, describe muy bien el vinculo con su perra, el ancla que fue en su infancia y para quienes hemos amado a un animal como familia creo que nos es fácil identificarnos en ello. Aun así, la novela me costó un poco, el vínculo entre las dos mujeres adultas me cansó por momentos, y tardé en terminar el libro. Estoy segura que si la autora sigue explorando este genero nos dará historias bellas, esta lo es. A Isabel la seguiré leyendo indudablemente.