Una chispa cruzó la cara del califa y se demoró en las comisuras de sus labios, pero se desvaneció tan rápido que no llegó a captar su significado.
—Supongo que no. —Se interrumpió, de nuevo con actitud reflexiva.
Sherezade observó cómo se retiraba; un velo se había posado sobre los duros ángulos de su perfil.
«No».