Tú te das cuenta de cuando te olvidas de algo?
Después siempre viene un silencio y el abuelo se mira los pies, que andan solos.
–¿Y tú te das cuenta cuando te equivocas?
Nos hemos parado y nos hemos mirado; por suerte, porque con esa respuesta me había parecido que se había enfadado y que tendría que dejar de hacerle esas preguntas que tanto necesito hacerle. Ha insistido:
–A ver, ¿tú cuando te equivocas te das cuenta en el momento o después, Jan? ¿Te das cuenta tú o te lo dice alguien?
–O sea, que no te das cuenta.
–¿Este árbol se da cuenta de que se le caen las hojas? ¿O sólo lo vemos nosotros?
–Siempre los árboles...
–Sí, los árboles me sirven para contestar a lo que me preguntas, y lo que también me pregunto yo mismo. Los miro y me ayudan a encontrar casi todas las respuestas.
–Pues yo no las entiendo