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Anne Carson

  • Nicté Toxquije citiralaprošle godine
    ¿Qué significa ahorrarse tiempo, un problema, una humillación, saliva o piel para calzado? ¿O palabras? Sus biógrafos relatan que, cuando Paul Celan tenía cuatro años, se le ocurrió crear sus propios cuentos de hadas. Empezó a contar estas nuevas versiones a todos en su casa, hasta que su padre le aconsejó parar. «Si necesitas historias, el Antiguo Testamento está lleno de ellas». Para el padre de Celan, crear nuevas historias era un despilfarro de palabras. Estos sentimientos paternos no son infrecuentes. Mi propio padre era propenso a hacer comentarios escépticos cuando me veía inclinada sobre la mesa de la cocina, cubriendo páginas con letra pequeña
  • joshuachvegaje citiraoprije 2 godine
    Un error enriquece la verdad una vez que lo percibes como tal»? Ambos poetas, Simónides y Celan, así lo ven. Y piden de nosotros verlo igual. Nosotros en la luz de ginesta.
  • joshuachvegaje citiraoprije 2 godine
    Carson se nutre de la idea de Sartre, quien pensaba que la poesía de Mallarmé era como un espejismo en el que éste se reconoce más por aquello que no es, que por lo que es.
  • Ana Luelmoje citiralaprošle godine
    odo intento de descripción es ocioso», escribe George Eliot
  • Ana Luelmoje citiralaprošle godine
    Quizás los poetas despilfarran lo que sus padres ahorrarían.
  • Ana Luelmoje citiralaprošle godine
    ¿qué perdemos exactamente cuando las palabras se malgastan? ¿Y dónde se encuentra el depósito humano en el cual estos bienes están almacenados?
  • lectorcitoje citiraoprošle godine
    Negarse a saber qué hora es constituye un gesto casi divino.
  • Celsa Victoria Ortízje citiralaprošli mjesec
    Quizás los poetas despilfarran lo que sus padres ahorrarían.
  • Lucas Molina Muneraje citiraoprije 3 mjeseca
    Un pago justo reclama un poema justo. Compensemos esta anécdota con otra que procede de la tradición biográfica relativa al otro plato de la balanza. Cuenta la historia que Simónides, la víspera de una travesía marítima, caminaba solo por la costa. De pronto se detuvo ante un cadáver que yacía a sus pies. Simónides no titubeó. Resolvió enterrar el cuerpo y, acto seguido, erigió un epitafio que habla en la voz del difunto:

    οἱ μὲν ἐμὲ ϰτείναντες ὀμοίων ἀντιτύχοιεν,

    Zεξένι᾽, οί δ᾽ ὑπὸ γν θέντες ὄναιντο βίου.

    [Que quienes me han dado muerte reciban destino igual,

    Zeus anfitrión, y que quienes me dieron sepultura gocen de

    la vida.]44

    Pero el epitafio no es el final de la historia. Durante la noche, el cadáver que Simónides había enterrado se le apareció en sueños advirtiéndole no zarpar al día siguiente. Simónides comunicó esta advertencia a sus compañeros de viaje, quienes la ignoran, se hacen a la mar y naufragan. Simónides se quedó y se salvó. Agregó entonces un codicilo al epitafio en la playa:

    οὗτος ὁ τοKείοιο Σιμωνίδου ἐστὶ σαωτήρ,

    ὃς ϰαὶ τεθνηὼς ζντι παρέσχε χάριν.

    [Aquí reposa el salvador de Simónides

    quien aun muerto ha concedido una gracia a los vivos.]45
  • Lucas Molina Muneraje citiraoprije 3 mjeseca
    [REJA DEL LENGUAJE

    Redondez de ojo entre los barrotes.

    Animal ciliar, el párpado

    rema hacia arriba,

    libera una mirada.

    Iris, nadadora, sin sueños y sombría:

    el cielo, gris-corazón, tiene que estar cerca.

    Torcida, en el cuenco de hierro,

    la mecha humeante.

    Por el sentido de la luz

    adivinas el alma.

    (Si yo fuera como tú. Si tú fueras como yo.

    ¿Acaso no estuvimos

    bajo un mismo alisio?

    Somos extraños).

    Las baldosas. Sobre ellas,

    uno junto al otro, los dos

    charcos gris-corazón:

    dos

    bocanadas de silencio.
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