Narcan es una experiencia muy violenta, ya te encuentras bastante mal
cuando vuelves en ti sin necesidad de estar en un hospital, rodeado de luces brillantes y de gente con cara de desaprobación que te trata de forma hostil como si fueras una mierda, «drogadicto», «sobredosis», todas esas miradas desagradables, sin dejarte ir a casa cuando quieres y llevándote quizá a una sala de psiquiatría, donde el asistente social de turno te suelta la gran charla sobre «Tantas cosas por las que merece la pena vivir», y encima de todo eso quizá una encantadora visita de la policía