Sale todo el tiempo en televisión. Alguien llama a la puerta. Y al otro lado alguien espera para darte una noticia que lo cambiará todo. En la televisión suele tratarse de un agente de policía o un bombero, o tal vez un oficial uniformado de las fuerzas armadas. Pero cuando abro la puerta, cuando me entero de que todo está a punto de cambiar en mi vida, el mensajero no es un policía ni un investigador federal con pantalones almidonados. Es una niña de doce años, que lleva un uniforme de fútbol. Con espinilleras y todo.
—¿La señora Michaels? —pregunta.