La Marca es la interacción inextricable de dos marcas: verbal y visual. Ese binomio inseparable hace la doble realidad -tangible y mental- de la marca.
La marca tenía que ser necesariamente visual por tres razones: porque nuestro cerebro visual genera imágenes y nos alimenta con ellas; porque “el hombre cree lo que ve” como decía Brunswicg, y ser visible hace la marca creíble; y también por la potencia emocional de lo visual para crear recuerdo. Y asimismo tenía que ser verbal por tres motivos: porque lo que no tiene nombre no existe; porque nombrar es un modo psicológico de integrar y de “apropiarse”; y, sobre todo, porque su propiedad oral hace a la socialización de la marca.