Kolačići su neophodni za funkcionalnost internetske stranice i omogućavaju vam da ostanete prijavljeni. Pomoću kolačića prikupljamo i statističke podatke. Oni nam pomažu da saznamo kako koristite Bookmate kako bi mogli poboljšati internetsku stranicu i preporuke za knjige.
Za više informacija, pročitajte našu Politiku kolačića.
Prihvati sve kolačiće
Postavke kolačića
Juan Loveluck

Juan Loveluck

Citati

Michelle Macje citiralaprije 2 godine
Hasta tuve deseos de confinarme para siempre en esas llanuras fascinadoras, viviendo con Alicia en una casa risueña, que levantaría con mis propias manos a la orilla de un caño de aguas opacas, o en cualquiera de aquellas colinas minúsculas y verdes donde hay un pozo glauco al lado de una palmera. Allí de tarde se congregarían los ganados, y yo, fumando en el umbral, como un patriarca primitivo de pecho suavizado por la melancolía de los paisajes, vería las puestas de sol, en el horizonte remoto donde nace la noche; y libre ya de las vanas aspiraciones, del engaño de los triunfos efímeros, limitaría mis anhelos a cuidar de la zona que abarcaran mis ojos, al goce de las faenas campesinas, a mi consonancia con la soledad.
Michelle Macje citiralaprije 2 godine
-¿Oyes? regañó el juez. ¡Lo que yo te decía! Tú me hiciste asolear por aquí, por rutas desacostumbradas, por pajonales trágicos, defraudando tus obligaciones de conocedor. ¡Te impongo una multa de cinco pesos!
Michelle Macje citiralaprije 2 godine
Yo no quería ver al difunto. Sentía repugnancia al imaginar aquel cuerpo reventado, incompleto, lívido, donde tuvo su albergue un alma enemiga y castigó mi mano en infausta fecha. Me perseguía el recuerdo de aquellos ojos colorados y rencorosos que me asaltaron por dondequiera, calculando si en mi cintura iba el revólver encapsulado. Aquellos ojos, ¿dónde cayeron? Colgarían de alguna breña, adheridos al frontal roto, vaciados, repulsivos y goteantes? ¿Qué sería de aquella cabeza obtusa, centro de la malicia, filtro de la venganza, cubil de la maldad y del odio? Yo la sentí crujir al choque del cuerno curvo, que le asomó por la sien opuesta, mientras el sombrero embarboquejado saltaba lejos; la vi cuando el toro, al desprenderla de la cerviz, la aventó hacia arriba, como un balón. ¿Y qué se hizo? ¿Dónde sangraba? ¿Acaso la enterraría la fiera con sus pezuñas, cuando defendiendo el cadáver trilló el barzal?
fb2epub
Povucite i ispustite datoteke (ne više od 5 odjednom)