Violaine Bérot

Conservo de él esta doble imagen: una fuerza aterradora y una ternura excepcional.

¿Cómo se habrá desarrollado tras seis años de vida relacionándose solo con el Oso y Mariette? Ya se lo digo yo: por mimetismo, pareciéndose cada vez más a ese pobre muchacho y a esa mujer descarriada. Igual de salvaje y asocial. Igual que ellos en su negativa a mezclarse con otros seres humanos.

capaces como éramos en aquel entonces de creer que descendía realmente de un animal.

Conservo de él esta doble imagen: una fuerza aterradora y una ternura excepcional. Tal vez le resulte extraño, o contradictorio, pero no me cuesta nada imaginarlo cuidando de un niño.

Lo que me fastidia, si me lo permite, es que parece que, como el cerebro del Oso no funciona como el nuestro, no podamos imaginarlo siendo padre.

Sus risas

por las pequeñas cosas

un rayo de sol en la nariz

tres hormigas que levantan una brizna de hierba

las risas

de los gigantes

por las pequeñas cosas.

A ver, he dicho salvaje porque no sé cómo decirlo, seguramente no sea esa la palabra más adecuada. Es amable y educada, pero nadie se anima a estrechar relaciones con ella. Respetamos su intimidad.

¿Que qué es lo que yo pienso? ¿Quiere usted saber realmente lo que pienso? Se lo advierto, no le va a gustar oírlo. Pero yo no tengo ningún problema en decirle lo que pienso realmente.

En fin, lo que yo pienso es que es un auténtico disparate. Que habría que dejar en paz a la gente así, gente discreta, que no hace daño a nadie. No entiendo por qué los han detenido. Por qué no los dejan tranquilos hasta que se aclare todo. ¿Ha visto el revuelo mediático que se ha montado? ¿El follón que ha provocado en este rincón del mundo al que normalmente no viene casi nadie? Y todo porque habrían encontrado a una niña salvaje. ¡Si los niños salvajes no existen! Un niño es un niño, y punto.

¿Quién le dice a usted que no era feliz hasta que alguien ha tenido la estúpida idea de entrometerse en su vida?

yo lo que digo es que es asqueroso, eso es, no hay mejor manera de decirlo, es asqueroso impedir que los niños vivan su vida en paz.