Darío Sztajnszrajber

Es que escapar no es ir para adelante sino retirarse.

Siempre hay un otro. Un otro del otro que no es el otro, esto es, del otro que el pensamiento binario constituye como tal.

Las frases también son huellas que dejan huellas. No somos más que huellas. O sea, la presencia como ausencia. O sea, escape.

La pregunta que inquiere y no la que busca una respuesta. Una pregunta con respuesta nos calma. Una respuesta que aun puede ser abierta con una nueva pregunta nos moviliza. Y si cada nueva respuesta puede a su vez ser abierta, alcanzamos lo abierto. Lo abierto angustia. Lo cerrado angustia. Todo angustia. El todo angustia. La nada angustia…

¿Y si esos grandes valores o grandes ideales no fuesen más que quimeras, ilusiones metafísicas, placebos, opios cotidianos que buscan suturar la eterna herida abierta de un ser humano que en el fondo no hace otra cosa más que intentar comprender el sinsentido de nacer para morir ?

Allí donde ustedes ven cosas ideales, yo veo cosas humanas, demasiado humanas”, dice Nietzsche…

. Todo se vuelve posible: lo imposible es solo un momento de espera. Así pensamos muchas veces la resolución de una enfermedad incurable o incluso a la misma muerte: hoy, por ahora, no morir es imposible. Pero ya descubriremos su posibilidad…

¿Será la naturaleza del amor este desplegarse de sus formas? ¿Hay un amor verdadero? ¿Hay una forma más verdadera del amor? Tal vez el único amor verdadero sea el amor imposible. Pero no el que aún no pudo darse, sino el que nunca podrá darse jamás, ya que su naturaleza es justamente ese sustraerse al mundo de lo posible…

¿Y si estuviésemos denominando amor imposible al amor imposible que se puede hacer posible? ¿Y si el verdadero amor imposible siempre se nos escapa?

nada es en sí mismo natural, ni nada es de por sí necesariamente de un único modo