¿Estaría viviendo una vida que no era la suya, lejos de la que sí le pertenecía? En ocasiones, esta idea se le presentaba como una certeza absoluta —había una existencia paralela que la hostigaba, fuera de su alcance—. Mientras dibujaba o caminaba, y una vez que bailaba muy pegada a Kaz, la asaltaba la sensación de que tendría que estar haciendo algo distinto con las manos, con las piernas, con el cuerpo. Algo distinto. Algo distinto. Algo distinto.
Pero ¿qué?