¿Un hombre como Akiva surca mundos para buscarte, se infiltra en la capital enemiga solo para bailar contigo, doblega cielo e infierno para vengar tu muerte, salva a tu compañero y pariente de la tortura y la muerte, y tú lo despachas dejándolo como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago, apagado, vacío?