Infiltrado en el KKKlan

Doug reclamaba una confrontación violenta con el Klan: «Cuando una plaga racista, como el Klan o los nazis, sale de debajo de una piedra, creemos que lo que hay que hacer es aplastarla con esa misma piedra».

En otras palabras, desde sus inicios, el Ku Klux Klan y sus miembros estaban entregados a la causa del terrorismo doméstico

Tanto la población blanca, en general, como los amos de los esclavos recién liberados, sabían que los esclavos tenían fuertes creencias supersticiosas relacionadas con los fantasmas y el más allá. Estas creencias eran especialmente intensas en relación con los soldados confederados que habían caído recientemente en combate

En público, no hablaba de odio, sino de tradición e historia. Dio a luz a un nuevo racismo para las masas de derechas, que mezclaba la antipatía hacia los negros y otras minorías con la insatisfacción general hacia el Gobierno y el temor a los cambios constantes de un mundo complejo

Si la definimos como alguien que siente odio racial, definitivamente, no soy racista. Pero si la definimos como alguien que ama su propia raza, entonces, sí que soy racista».

En apenas tres meses, me convertiría oficialmente en agente encubierto de Narcóticos, el primer detective negro en la historia del Departamento de Policía de Colorado Springs y, según pude saber después, el más joven, por un mes más o menos

Para ellos, yo no era un «hombre negro», sino un oficial de policía que, casualmente, era también negro. A sus ojos, yo era un «traidor» a la causa

Es el lenguaje del odio, y ahora, teniendo que aparentar ser un supremacista blanco, sabía exactamente cómo utilizar yo mismo ese tipo de lenguaje en sentido contrario.

El conflicto surgió porque Arthur exigía lealtad a toda costa y yo me había atrevido a expresar mi propia opinión.

Todos los hombres tenemos un pequeño «perro» dentro cuando se trata de mujeres, especialmente si esos hombres, como era mi caso, apenas han cumplido veintiún años, son solteros y sin ningún tipo de obligaciones personales