En Nochebuena acompaña a Píter al bar del Gordo, donde se juntan unos cuantos a beber. La noche transcurre con rapidez, comen con ganas, bromean, descorchan champán y cantan villancicos. La chica de la tienda se emborracha y baila subida a un barril de cerveza, contoneándose obscenamente. Su padre, borracho también, la hace bajar de allí muerto de risa. Nat siente como si esa noche todo estuviese permitido, y todo perdonado, incluidos los viejos rencores entre el dueño de la tienda y el Gordo.