«Los fosos se extienden, como si fuesen heridas, trazando líneas sinuosas, y de los lóbregos refugios afloran caras blancas. Muchos son los hombres que preparan sus sitios, de los que asoman por todas partes las tumbas, mientras se agolpan los cadáveres a su alrededor, cuando ellos están sentados en sus refugios entre sacos de arena. Todo parece fruto de la imaginación. Había un hombre friendo patatas encima de una tumba, cerca del subterráneo. La vida aquí se ha transformado en una despedida grotesca».