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Daniel Pennac

Como una novela

  • Elisa Suárez Hernándezje citiraoprije 14 sati
    nuestras razones para leer son tan extrañas como nuestras razones para vivir. Y a nadie se le ha otorgado poder para reclamarnos cuentas sobre esta intimidad.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    Hay, pues, «buenas» y «malas» novelas.
    A menudo son las segundas las que primero encontramos en nuestro camino.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    es una literatura en serie, «lista para disfrutarse», hecha en molde y a la que le gustaría apresarnos en el molde.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    no tienen nada que ver con la creación sino con la reproducción de «formas» preestablecidas, porque son un intento de simplificación (es decir de mentiras), cuando la novela es arte de verdad (es decir de complejidad), porque al halagar nuestros automatismos adormecen nuestra curiosidad, en fin, y sobre todo, porque el autor no está allí, como tampoco está la realidad que pretende describirnos.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    literatura industrial» que se contenta con reproducir hasta el infinito los mismos tipos de relatos, despacha estereotipos en serie, comercia con los buenos sentimientos y las sensaciones fuertes, salta sobre todos los pretextos ofrecidos por la actualidad para producir una ficción de circunstancias, se entrega a «estudios de mercado» para liquidar, según la «coyuntura», tal tipo de «producto» que se supone inflamará a tal categoría de lectores.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    Nuestras relecturas de adultos tienen que ver con ese deseo: encantarnos con la permanencia y descubrirla todas las veces igualmente rica en nuevas maravillas.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    releemos sobre todo gratuitamente, por el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la puesta a prueba de la intimidad.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    Hasta cierta edad no tenemos la edad para ciertas lecturas, está bien.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    Digámonos lo que nos digamos, este disgusto testarudo que entonces nos imponemos no pertenece al orden del deber, es una categoría de nuestro placer de lector.
  • Elisa Suárez Hernándezje citiraojučer
    El deber de educar, por su parte, consiste en el fondo en enseñar a leer a los niños, en iniciarlos en la literatura, en darles los medios para juzgar con libertad si sienten o no la «necesidad de los libros».
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