El vivir diario requiere pensar. Y cuanto me da que pensar me sirve para vivir. Para no perderme en la vida busco claridad. Pensar es sopesar la realidad seleccionando juiciosamente. Eso me hará feliz cada día. «El resultado de dar más importancia a “conocer” que a “pensar” es que tenemos niños técnicamente -o no— cada vez más preparados, pero cada vez menos capaces de ajustarse a la realidad y de motivarse por un sentido pensado y asumido como algo personal”. Lo que pretenden estas páginas es ofrecer filosofía pensando y practicando sus contenidos, para vivir mejor. La filosofía es hacedora de sentido. Todos buscamos a diario un qué, un porqué, un para qué y un cómo vivir. Hambre, amor y saber: tres resortes de la vida que se nutren de la sabiduría.