En los libros hay capítulos para separar correctamente los tiempos, para mostrar que el tiempo pasa o que la situación evoluciona e incluso, a veces, partes con títulos cargados de promesas: El encuentro, La esperanza, La caída, como cuadros. Pero en la vida no existe nada, no hay títulos, ni pancartas, ni señales, nada que indique atención: peligro, derrumbamientos frecuentes o desilusión inminente. En la vida estamos solos frente a nosotros mismos, y tanto peor si todo está roto.