Pero está en el futuro, y hay un profundo abismo que debe ser superado entre el mundo que muere y el que lucha por nacer. Porque todavía hay dos mundos, dos mundos separados. “Quiero —dijo la madre que escribió al diario el otro día acerca de su hijo— lo mejor de los dos mundos para mi hijo”. Es decir, ella quería la escuela del pueblo, donde él aprendía a mezclarse con los vivos, y la otra escuela (Winchester), donde aprendía a mezclarse con los muertos. “¿Debe continuar —se preguntaba— bajo el sistema de educación gratuita nacional o debería pasar (o quizá debería decir volver) al viejo sistema de las escuelas públicas, que en realidad es muy muy privado?”. Ella quería que el mundo nuevo y el viejo se unieran, el mundo del presente y el mundo del pasado.