Sin reglas

idea de que mantenerse activo sexualmente es señal de juventud y salud, igualando, además, coito a sexo, es una idea radicalmente masculina, que puede ser tan tiránica para la mujer como la negación de su

¿Acaso el deseo desaparece en las mujeres a una determinada edad? No, el deseo no se esfuma, lo que desaparecen son las oportunidades de llevarlo a la práctica, por múltiples razones, sociales, culturales, económicas, estéticas. «Disfruto más, aunque practico menos»

algo define la sexualidad de las mujeres a todas las edades es el silencio respecto a su sexualidad, silencio todavía más espeso en mujeres que han traspa‍

Todas estas consideraciones sugieren que hay cinco letras c que se dan en las relaciones satisfactorias de larga duración: confianza, complicidad, comodidad, compenetración, comunicación,

14. El imaginario del amor sigue siendo una asignatura pendiente en la normalización de una erótica menos trascendente y más lúdica.

15. Hay un salto cualitativo en la realidad sexual después de los setenta años. Aunque el deseo y la emoción sexual no desaparecen con la edad.

16. La sociedad se desinteresa sexualmente de las mujeres postmenopáusicas y ofrece pocas oportunidades para establecer nuevas relaciones.

17. La satisfacción con la sexualidad disminuye con la edad. Las mujeres heterosexuales se muestran más insatisfechas con su sexualidad que las lesbianas.

para la comprensión de la complejidad de la sexualidad femenina postmenopáusica.

Destacaré algunas ideas centrales a modo de síntesis:

1. Hay poco conocimiento contrastado acerca de la vida erótica de las mujeres en la edad mayor. La investigación ha pasado de puntillas sobre este tema, para el que encontramos dos discursos dominantes: uno que vincula envejecer y asexualidad, y otro que reconoce el deseo sexual de las mujeres a toda edad. Habrá que trabajar para fortalecer este último y desvanecer el primero.

2. La sociedad mantiene un buen número de creencias que limitan la libertad sexual de las mujeres después de la menopausia.

3. La sexualidad sigue interesando a las mujeres en la edad mayor, pudiéndose dar realidades contrapuestas: la disminución y el aumento del deseo son las dos caras de la moneda, sin que se hunda el mundo.

4. Las mujeres se mueven en un amplio espectro de realidades en cuanto a su vida sexual, que van del desinterés completo a la satisfacción mantenida o recién inaugurada.

5. Hay mujeres que eligen voluntariamente prescindir de toda sexualidad, mostrando una pérdida de motivación por poner en marcha los mecanismos del cortejo y la seducción.

6. La masturbación es la práctica sexual más instaurada y mantenida en las mujeres de todas las edades, con y sin pareja sexual. Fuente de salud.

7. Se desea una sexualidad más sensualizada, más lúdica y desdramatizada. Respetuosa con los ritmos y tiempos más pausados.

8. Mujeres de todas las edades y opciones sexuales reclaman más intensidad, pasión y frecuencia sexual.

9. Tener o no tener pareja, la salud y la disposición personal hacia las relaciones afectivosexuales determinan la posibilidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria en la edad mayor.

10. Las mujeres, a medida que avanzan en edad, prefieren una relación esporádica y afectiva que no interfiera con su vida cotidiana.

11. El estrés y el cansancio se plantean como elementos devastadores de la erótica femenina.

12. Disponer de una nueva pareja sexual estimula el deseo, la autoestima y la satisfacción sexual.

13. Las parejas de larga duración suponen una limitación en términos de actividad sexual y un plus en términos de afectividad.

Las experiencias eróticas femeninas están lejos de ser uniformes, son más bien una experiencia múltiple, diversa y compleja que se relaciona con la historia personal y la coyuntura sociocultural, de manera que depende más de los significados, las normas sociales y las expectativas que de la estricta respuesta fisiológica.

¿Qué nos puede ayudar a construir un ámbito propio de placer legitimado? Se me ocurre una lista de ideas, probablemente incompleta, para remodelar nuestra actual erótica distraída:

1. Revisar las ideas culturales que nos limitan.

2. Reconciliarnos con nuestra imagen corporal y con la transformación de nuestro cuerpo.

3. Identificar nuestro deseo, nombrarlo, legitimarlo y ponerlo en práctica.

4. Darnos permiso para experimentar nuevas vivencias sexuales.

5. Disponer de un espacio íntimo, agradable y confortable.

6. Mejorar nuestra capacidad de negociación con la pareja y la comunicación sobre lo que nos gusta y lo que rechazamos. Atrevernos a sugerir.

7. Compartir con otras mujeres las vivencias de nuestra sexualidad.

8. Gestionar nuestra sexualidad en primera persona.

¿Con qué dificultades nos encontramos para vivir la sexualidad con fluidez al hacernos mayores? La posible disminución de la actividad sexual con la edad nada tiene que ver con los cambios hormonales, pero sí se relaciona con diversos aspectos, entre los que destacan:

1. El paquete de creencias y estereotipos asimilados que niegan, censuran e incluso ridiculizan la sexualidad en la vejez.

2. La duración de la relación (la monotonía, la rutina).

3. Las dificultades prácticas de la pareja que se ha hecho mayor.

4. Las parejas poco estimulantes.

5. La salud propia y de la pareja.

6. La falta de pareja y las dificultades para encontrar una.

7. Las creencias personales sobre la menopausia como «principio del fin».

8. Las dificultades con la imagen corporal.

9. El estrés, el cansancio, las preocupaciones (trabajo, familia, responsabilidades).

10. Los contextos que limitan y constriñen la libertad sexual.

En este proceso algunas habilidades se hacen imprescindibles: el diálogo, la comunicación, la negociación de intereses y deseos, con una misma, con la posible pareja, con la sociedad y, sin duda alguna, llevar a cabo una política activa de cambio, tanto con las propias creencias como con la pareja y, además, en la edad mayor, con otros agentes como la familia o el sistema de salud.