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Manuel Delgado

El espacio público como ideología

  • Carla Seguraje citiraoprije 5 godina
    Como concepto político, espacio público se supone que quiere decir esfera de coexistencia pacífica y armoniosa de lo heterogéneo de la sociedad, evidencia de que lo que nos permite hacer sociedad es que nos ponemos de acuerdo en un conjunto de postulados programáticos en el seno de los cuales las diferencias se ven superadas, sin quedar olvidadas ni negadas del todo, sino definidas aparte, en ese otro escenario al que llamamos privado.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 20 sati
    Una sociedad —urbana, por ejemplo— no consiste en una acumulación de estratos superpuestos, el superior conteniendo las constelaciones ideológicas y el inferior, la morfología social en sí. Una sociedad es un sistema de relaciones entre seres humanos, relaciones jerarquizadas según la naturaleza de sus funciones y que tiene cada una un peso específico en la producción y reproducción social.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 20 sati
    La ciudad, en efecto, no es sólo una agrupación de volúmenes construidos, ni una trama de canales y conexiones ni una sociedad de individuos, segmentos e instituciones. No es sólo suma de cantidades contables o estadísticas, sino organización o estructura de calidades socialmente establecidas. Una ciudad es sobre todo un campo de significaciones. Son esas significaciones las que proveen de la materia prima de la que está hecha la experiencia urbana, que es justamente lo que el científico social toma como su objeto de conocimiento. Experiencia como vivencia subjetiva, pero no menos como experimentación empírica, como conducta; emoción y textura; al tiempo sentimiento, sensación y acto. Como escribe Ledrut (1973: 12): “Las significaciones no existen en una ciudad en sí misma, separada de la práctica que llevan a cabo los hombres de un tiempo y de un mundo [...], no están ni en las cabezas ni en las cosas, están en la experiencia: aquí la experiencia urbana”.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 21 sat
    Tanto el gueto como la cárcel se conforman en instituciones de encierro forzoso: “El gueto es una especie de ‘prisión social’, mientras que la prisión funciona como ‘gueto jurídico’. Ambos tienen como mi­sión confinar a una población estigmatizada con el fin de neutralizar la amenaza material y/o simbólica que esa población plantea para la sociedad de la que, por decirlo así, ha sido extirpada” (Wacquant, 2006: 217-218).
  • Bonzo Poeje citiraoprije 21 sat
    No es cuestión de insistir más en las dimensiones del problema de la vivienda en Europa y en España en particular, pero sí en que la alternativa a las viejas políticas de construcción social no han sido nuevas políticas de construcción social, sino la dimisión de entender la vivienda como un servicio público y la renuncia casi absoluta a plantearse la cuestión de su inaccesibilidad para una buena parte de la población.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 2 mjeseca
    Por eso es inútil resistirse a la identificación, porque nos pasamos el tiempo aplicando sobre los demás lo que los demás aplican sobre nosotros: un entramado preexistente de categorías, algunas de las cuales, excluyentes e incapacitadoras. Porque los participantes en cualquier encuentro aplican esquemas de percepción y reproducen principios normativos que determinan la definición y el transcurso de cada secuencia de acción, no podemos evitar que los pequeños detalles nos delaten. Podemos sa­­crificar nuestra identidad para ser aceptables para los otros, pero falta que los otros acepten y den por buena la ofrenda.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 2 mjeseca
    No vale llamarse a engaño. No existen sociedades anónimas, es decir, formas de vínculo social cuyos componentes humanos sean totalmente extraños unos a otros. Quizás existan espacios del anonimato, pero no puede haber seres espaciantes —permítase evocar a Heidegger— anónimos, es decir, individuos que desarrollen en esos espacios vínculos completamente desafiliados. Sólo en mera teoría nos corresponde el derecho a ser reconocidos como no reconocibles. Puede ser que existan territorios sin identidad, pero no cuerpos sin identificar, es decir, sin enclasar. Ni los espacios públicos o semipúblicos urbanos —la calle, la plaza, el vestíbulo, el parque, el transporte público, el café, la discoteca...— ni los supuestos no-lugares —aeropuerto, hotel, centro comercial...— son excepciones de ese mismo principio que establece que pensar es pensar socialmente y pensar socialmente es clasificar socialmente, es decir, aplicar sobre la realidad circundante una trama taxonómica que no tolera la ambigüedad y la neutraliza.

    Nadie es un desconocido total. Hay quienes ni siquiera pueden intentar serlo.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 2 mjeseca
    Ésa es la labor fundamental del anonimato como factor estructurante de la relación en público, consentir una in­definición de partida que permita ganar tiempo antes de interpretar correctamente qué es lo que el orden de la interacción —recuérdese: el orden social en el plano de la interacción— nos está urgiendo a que entendamos, acatemos y reproduzcamos. Se supone que mientras que al estigmatizable en primera instancia —aquel que no puede disimular los motivos de su inhabilitación— se le niega el derecho a la complejidad, el resto, los “normales” —en tanto ganamos la posibilidad y por tanto el derecho a la mentira, a los dobles lenguajes y al disimulo—, sí que podemos asumir aquél de nuestros aspectos que está siendo llamado a escena.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 3 mjeseca
    En efecto, los desconocidos que traban entre ellos una relación aparentemente azarosa se han etiquetado mutuamente, se han ubicado en una cuadrícula de ese orden clasificatorio a partir de cualidades sensibles inmediatamente percibidas que la eventual charla irá confirmando, matizando o descartando, recomendando afianzar el vínculo o desactivarlo.
  • Bonzo Poeje citiraoprije 3 mjeseca
    Eso es fundamental, puesto que, como Richard Sennett nos ha enseñado, la urbanidad moderna se funda en cambios conductuales por lo que hace a los encuentros no programados entre extraños que, en un cierto momento de la historia de la construcción del mundo moderno, de­jaron de confiar los unos en los otros y optaron por no dirigirse la palabra y no prestarse mutua atención, dejando a su aspecto la labor fundamental de ofrecer una información suficiente para establecer relaciones fiables. “Cuando la ciudad cayó en el silencio, el ojo se convirtió en el principal órgano a través del cual las personas adquirían la mayoría de sus informaciones directas acerca de los desconocidos. ¿A qué tipo de información accede un ojo mirando su alrededor? En tales condiciones, el ojo puede estar tentado a organizar su información acerca de los desconocidos de manera represiva... Examinando una escena compleja y no familiar, el ojo procura ordenar rápidamente lo que ve usando imágenes que corresponden a categorías simples y generales, extraídas de estereotipos sociales” (Sennett, 1995: 132; en general, cf. Sennett, 1991).
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