Me gusta entenderlos, más que como artes adivinatorias, como lenguajes, y su interpretación como hermenéutica. Su lectura depende de varios factores: tiempo, espacio y destinatario: si la consulta se hace a nombre propio o de alguien más. De esta forma, el mensaje resultante permite especular, usar el instinto y los presentimientos como formas de comprender. Estas prácticas no nos darán una sola respuesta. Tampoco nos hablarán del futuro: son parte de un proceso que nos puede llevar a plantear nuevas perspectivas sobre el presente, mirar desde otro sitio, enfocar o desenfocar la mirada según haga falta.