Hubo un jardín

La vida es una complicidad que también incluye la devastación.

Aunque, ¿a quién engaño? No sé defenderme de quienes amo.

–Los nombres secretos son los más importantes porque con ellos nos apropiamos del mundo. Nuestras palabras funcionan como un conjuro, mi Pajarita.

Hay personas que toman por asalto nuestras vidas y no vienen solas, traen consigo, como en el caso de Clap, una jauría: las perras de la felicidad y la desgracia.

Hay mucho relato encerrado en los cuerpos.

Todavía lo somos: la amistad es una forma racional y duradera del amor, supongo.

Hay un instante en la vida en el que uno encuentra su lugar y se reconoce para siempre.

Pensar diferente, lo sé ahora, es una de las formas más profundas de la soledad.

–No –dije con un dejo de melancolía–, es solo que las cosas jamás funcionan como en nuestra imaginación.

A pesar del sol y el paisaje centelleantes, esos nombres de neón apagados me fueron mordiendo el cuerpo con su melancolía.