Arabella ha venido a Londres con un propósito muy concreto: encontrar marido. Pero no cualquier marido, sino uno muy rico, ya que, además de mantenerla a ella, deberá sanear la maltrecha economía de sus numerosos hermanos. Así pues, cuando el apuesto Beaumaris, el soltero más cotizado de Londres, queda prendado de su belleza y sus encantos, el sueño de Arabella parece haberse hecho realidad. Sin embargo, Arabella tendrá que esforzarse por mantener a raya su impetuosidad y no caer en las provocaciones del arrogante Beaumaris, cansado de las chicas que sólo pretenden aprovecharse de su fortuna y posición.