Sin embargo, por debajo del miedo, había un atisbo de orgullo. La chica que había temido acercarse al agua hace un año, que había soñado con viajar por el mundo, pero nunca había pensado que sería capaz de hacerlo, iba a tomar un vuelo internacional por primera vez. Volaría sobre un océano. Enfrentaría sus miedos. Siempre supe que podía hacerlo, y no necesitaba que yo ni nadie más la tomáramos la mano