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Minae Mizumura

Yo, una novela

  • Ivana Melgozaje citiralaprije 11 sati
    También ahora me parecía que la oscuridad y la nieve podían ser interminables.

    ¿Era posible sentir ese grado de soledad en Japón?
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 11 sati
    Como de algún modo el tiempo se había detenido para mí desde mi llegada a los Estados Unidos, este reloj anticuado –como el departamento– era perfecto. Las agujas marcaron las ocho menos cuarto.
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 11 sati
    El día de su muerte no fui a la escuela, me quedé en casa. A paso ligero Madre fue a la estación para hacer una diligencia, con una expresión tan sombría que la acompañé sin atreverme a hablar. Más que triste por la pérdida, es probable se sintiera molesta por la cantidad de tareas que derivan de la muerte de un ser humano. Padre había viajado por su trabajo a los Estados Unidos, pero tampoco en Japón habría sido de gran ayuda. Me preguntaba si en el camino vería ciruelos florecidos. Si los brotes verdes de los equisetos se extenderían a los lados de la carretera. Si el Monte Fuji, que veíamos por la ventana del segundo piso, estaría envuelto en bruma ese día de mediados de marzo.
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 11 sati
    Al llegar a la mitad de la carta sentí una emoción imprecisa, distinta de la aversión o el amor que inspira la familia. Cuando terminé de leer sólo sentí una muda impotencia.
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 13 dana
    Es posible que ese rápido aprendizaje de un nuevo idioma no fuera resultado de la decisión consciente de echar raíces en una tierra prometida. Parecía surgir de una mentalidad alimentada por la memoria colectiva de la diáspora: si vas a otro lugar, aprendes otro idioma. Punto.
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 13 dana
    Es posible que ese rápido aprendizaje de un nuevo idioma no fuera resultado de la decisión consciente de echar raíces en una tierra prometida. Parecía surgir de una mentalidad alimentada por la memoria colectiva de la diáspora: si vas a otro lugar, aprendes otro idioma. Punto.
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 13 dana
    Pero una cultura no mira sólo hacia adentro.
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 13 dana
    En comparación con Nanae, que se esforzaba por llevar una vida de clase media con artefactos modernos, yo seguía viviendo como una estudiante. De las cosas que Madre descartó al vaciar la casa, Nanae se llevó una cantidad tan enorme que la apodamos “la abuelita avariciosa” porque nos recordaba esa antigua fábula. Por mi parte, nada me interesó además de los libros. Me contentaba con las cacerolas, sartenes, platos, toallas y sábanas con que Madre había equipado nuestro departamento en Boston, las mismas que había comprado veinte años antes, cuando llegamos a los Estados Unidos. Aunque mi vida en este país tuvo su cuota de emoción y felicidad, la obstinada creencia de que mi destino era otro había permeado de un modo furtivo todos los aspectos de mi existencia, incluso mi manera de descongelar bolas de arroz.
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 19 dana
    En parte escribía por nostalgia: añoraba nuestra modesta casa de madera en Tokio. Pero más aún, porque me invadía el deseo de trazar los caracteres kanji, aunque mi mano sólo pudiera escribir los que designaban a nuestro domicilio anterior. Gracias a la antigua colección de libros del Abuelo Yokohama, podía comprender un vocabulario cada vez más amplio. Pero escribir los caracteres kanji era otra cosa. Rápidamente estaba olvidando cómo se escribían incluso los que había aprendido en la escuela primaria. El aprendizaje de los kanji solía parecerme un fastidio, a diferencia de la tabla de multiplicar, que tenía una utilidad evidente. Pero al ingresar en un mundo que sólo conocía el alfabeto descubrí que los kanji eran una parte inseparable de mí. Cada vez que escribía mi antigua dirección en Tokio me sentía como un monje que en un templo, con el cuerpo helado por el intenso frío del invierno, copiaba un Sutra a la luz de la vela
  • Ivana Melgozaje citiralaprije 19 dana
    En cambio, no estaba preparada para esa agobiante sensación, que me pesaba desde hacía bastante tiempo...

    ¿Me equivoqué todos estos años al dar la espalda al idioma inglés con tamaña obstinación?

    ¿Habría debido pasar el tiempo de otra manera? ¿Fui colosalmente estúpida?
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