Amad a vuestros enemigos

Así es como se supone que funciona el proselitismo. Los misioneros brindan a los demás una visión nueva, clara y llena de sentido, entregada con amor y bondad (nunca con desprecio, si quieren tener éxito) y luego les proporcionan las herramientas para hacer realidad esa visión. Y más allá de cómo reciban su testimonio los demás, ellos andan rebosantes de alegría.

La respuesta es que debes verlo no como una amenaza, sino como una oportunidad. ¿Por qué? Porque la expresión de desprecio del otro hacia ti te brinda la oportunidad de conquistar por lo menos un corazón: el tuyo. Responde con cordialidad y buen humor. Tu vida cambiará un poco. Te aseguro que serás más feliz. Puede que otros lo noten, y si eso les afecta, será en positivo.

El modo más subversivo de transformar a los Estados Unidos no consiste en discrepar menos, sino en discrepar mejor, entablando un debate serio y tratando a todo el mundo con amor y respeto.

ESTÁS ENTRANDO EN TIERRA DE MISIÓN. Es un mensaje sencillo, pero profundo: estás aquí porque has encontrado lo que es bueno y verdadero, pero vas a salir donde la gente aún no ha encontrado lo que tú has descubierto. Tienes el privilegio de compartirlo, con alegría, confianza y amor.

«¿Cómo puedo evitar el desprecio por alguien que es inmoral?» Me hacen esta pregunta cada día. En casi todos los casos, las personas que consideras inmorales no lo son en cuestiones que te resultan importantes, como la compasión y la justicia. Tienen un sentido de la moral distinto en temas como la lealtad, la pureza y la autoridad, pero eso es bueno. Céntrate en las cuestiones que son más importantes para ambos.
¿Qué pasa cuando es a ti a quien tratan con desprecio? No tardarán en hacerlo, si estás en las redes sociales o en un campus universitario o vives en nuestra sociedad. ¿Cuál debería ser tu reacción?

Hoy en día, ¿es preferible tener más o menos información para poder ser un ciudadano constructivo y feliz? Que seas un ciudadano constructivo y feliz ciertamente no es el objetivo de muchos de los medios de comunicación actuales.

Regla 4. Discrepa mejor.

Regla 5. Desengánchate: desconecta más de los debates estériles.

Soy tibetano, soy budista y soy el dalái lama, pero si insisto en estas diferencias, me separo de los demás y levanto un muro a mi alrededor. Lo que tenemos que hacer es prestar más atención a los aspectos en los que somos iguales que los demás»

Y lo que vale para la política y la economía, también vale para las ideas. ¿Cómo se llama la competencia de ideas? «Desacuerdo». El desacuerdo nos ayuda a innovar, mejorar, corregir y encontrar la verdad.