El ayuno y la oración

dónde gano Jesucristo la batalla de la Cruz? ¿en la cruz? … no, en Getsemaní, orando! Oraba y sudaba con gotas de sangre y principalmente diciendo:
“Padre, no mi copa, sino la tuya; Padre, no mi voluntad, sino Tu voluntad”.
Así se gana la batalla…muriendo a sí mismo. Primero, con el enemigo número uno del líder: la carne. A satanás, Jesucristo lo venció en su propia casa: el desierto. Pero orando y ayunando, apartado y en exclusiva, por 40 días.
La victoria aconteció en el mismo y preciso momento cuando Jesucristo moría a sí mismo; cuando anulaba su yo; cuando se negaba a sí mismo para que la Voluntad de Su Padre sea hecha en Él y a través de Él.

El arrepentimiento nos convence profundamente de que el pecado nos destituye de la presencia de Dios.

Carlitos le decía a Lucila: “Mira Lucila estas manos…estas manos van a ayudar a miles de niños a salir de la pobreza!… estas manos traerán felicidad a muchos seres humanos!…estas manos moldearán un futuro mejor!…estas manos las usara Dios para ayudar a acelerar la Gran Comisión!
Lo único que atinó a decirle Lucila fue: “Pero, Carlitos, primero quítate la gelatina que tienes en tus manos!”
La primavera espiritual o el avivamiento siempre empieza con el individuo y no con la institución. Creo que muchas veces erramos al orar y orar por una limpieza, arrepentimiento y avivamiento corporativo, olvidando que Dios siempre trabaja a través de personas…y, a través de ellas bendice las instituciones y naciones.
Las instituciones y naciones no cambiarán si no hay personas (no tienen que ser todas) que estén dispuestas a buscar profundamente a Dios para experimentar un cambio radical en el modus vivendis y operandis.
Así como otros líderes sienten y creen, yo siento y veo venir un gran avivamiento que generará una Siembra inédita, trayendo consigo la Cosecha más grande de todos los tiempos. Y todo esto empezará con hijos de Dios que empiecen a tomar seriamente la oración y el ayuno como herramientas centrales para gestar un cambio drástico, primero a nivel personal, y luego a nivel grupal e institucional.
Siento que Dios me impulso a escribir este libro, en un tiempo récord, para pregonar ayuno y oración en cada familia, iglesia, pueblo, ciudad

cambiar la sociedad…estoy dispuesto a hacerlo”.
Lucila le preguntó ingenuamente: “Carlitos, con quién vas a empezar?”
Rápidamente Carlitos replico: “voy a empezar por ti!”
El gran cambio que necesitan nuestros pueblos empezará cuando tengamos el coraje y la humildad de decirle a nuestro Poderoso Dios: “cámbiame Señor totalmente de cabo a rabo, y escribe las páginas de mi vida con Tu propia tinta …estoy dispuesto a morir a mí mismo…a renunciar a todo y rendirlo a tus pies…a negarme a mí mismo… a que se haga Tu Voluntad y no la mía, mi Dios !….no mi copa sino Tu Copa!”.
Le invito a encaminar su vida por las sendas del avivamiento personal y, a partir de ello, vendrá un cambio drástico y contundente en su familia, su iglesia, su sociedad y su país.
Recuerde:
Si quiere que su país cambie, que adquiera otro rostro…primero, cambie Ud.! El cambio empieza por las personas y no por las instituciones. Si una persona experimenta un cambio radical en su vida íntima con Dios, ese cambio tiene que llegar a su entorno.
Si quiere ver a su familia cambiada radicalmente…primero, cambie su estilo de vida, su forma de ser y de ver a sus seres queridos. Sin embargo, es importante saber que ese cambio no lo hace Ud.; solamente debe disponerse y entregarse a Dios para que Él haga una cirugía mayor en su vida interior y exterior ¡Humíllese, ore y ayune!
En otra historieta, Carli

Dios te invada; haga primera una cirugía mayor en tu vida interior y exterior, y luego sucedan cosas sobrenaturales de mucho poder a través de ti.
El éxito del ayuno radica en la predisposición de tu corazón, tus motivaciones y, principalmente, tu tiempo diario de oración y lectura de la Palabra (comunión con Dios).
El principal objeto del ayuno con oración es buscar con profundo anhelo y determinación un quebrantamiento y arrepentimiento que redunde en un hermoso avivamiento personal, familiar y ministerial.
Si quiere avivamiento en su vida, le animo a considerar seriamente el ayuno como una gimnasia espiritual que ayude a experimentar cambios profundos en su vida personal. Le desafío a planear una serie de ayunos con oración hasta llegar a los 40 días en los próximos 12 a 18 meses, mejor si en el lapso de 10 meses.
Queremos ver a nuestros pueblos, ciudades y países cambiados y ganados para Jesucristo; entonces, empecemos con nosotros mismos: busquemos y experimentemos un avivamiento espiritual que cambie nuestra vida y nuestros días, y luego vendrá el resto como consecuencia, como efecto!
Decía Churchill, “todo mundo quiere cambiar las leyes, los sistemas, las estructuras, las naciones, pero al parecer nadie quiere cambiar a nivel personal, porque nada ha cambiado todavía”.
No se donde leí o escuche la historia en que Carlitos le decía a Lucila: “Lucila voy a cambiar el mundo… voy a

glorificado.
Incorporar el ayuno en su estilo de vida
En estos tiempos modernos en que la vida es tan frenética, neurótica y acelerada (y no estoy excluyendo a los líderes cristianos de este contexto), observo que el ayuno y la oración se convierten en herramientas estratégicas para desintoxicarse de las contaminaciones inherentes a la modernidad, pues casi todo atenta contra nuestra efectividad como siervos de Jesucristo. Él mismo dijo varias veces, “estad alertas, orad para que no caigáis en tentación ( en el sistema imperante).”
Inclusive, diría que es sinónimo de inteligencia optar por una vida metódica de oración y ayuno. La Palabra nos exhorta claramente y va al grano: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor”(Ef. 5: 15–17).
¿Cómo vamos a ser entendidos en la Voluntad de Dios? Creo que la mejor manera es entrando al Lugar Santísimo en plena y profunda oración y ayuno. Recuerde, el ayuno es la mejor vía que ha creado Dios para que El Espíritu Santo aplaque y anule la carne, y Ud. sabe que la carne no permite entender ni someterse a la Voluntad de Dios.
Reitero: el ayuno bien llevado, con oración profunda y con sanas motivaciones y actitudes, abre (predispone) tu vida, tu mente y corazón para que el mismísimo Poder de

despertar en nosotros primero, para buscar el rostro de Dios, en humillación, oración y ayuno intensos.
La Vida de Poder
Si el líder quiere que su persona y ministerio trasciendan vidas por la Gracia de Dios, necesita poder y autoridad que viene de los cielos: Lucas 9:1 y Hechos 1:8 nos dan la pauta de lo prioritario para nuestras vidas.
“Les dio Poder y Autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades…” “Y recibiréis poder de los cielos…”
Hermanos, si queremos ver vidas, ciudades, países y continentes cambiados, debemos dedicarnos a buscar el Rostro de Dios, conocer Su voluntad y escuchar Su revelación (vía oración, ayuno y lectura de su Palabra.)
Mi oración es que Dios nos otorgue poder y autoridad sobre el reloj… sobre los afanes de la vida cristiana…sobre la cotidianidad…sobre el desequilibrio…sobre los problemas, para que trascendamos nuestras familias, ministerios y países, y el nombre de nuestro Gran Dios sea

Personalmente estoy intentando al máximo no hacer nada sin antes tener mi “getsemaní” de 90 a 120 minutos diariamente, y créanme, cada vez que lo hago, ya tengo la victoria total…hay un avivamiento en mi vida, hay una primavera espiritual que está empezando.
Siempre recuerdo el pequeño letrero: “ora, estúpido, ora!”
Les animo a que pongan literalmente por prioridad la oración y el ayuno en sus vidas, y busquen intensamente el rostro de Dios de manera sobrenatural. Les animo a entregarse a una vida sobrenatural…a una vida de fe.
Asimismo, empiece a clamar con intensidad por poder y autoridad de lo alto, pero antes busque la Santidad, y le seguro que su vida no será la misma pues experimentará otra dimensión.
No se acompleje, no sea conformista, aspire lo máximo: pida poder y autoridad sobrenatural de Jesús. Es una gran mentira del diablo que esto es para unos cuantos. Sin embargo, recuerde que su título, posición, liderazgo o antigüedad en el cristianismo no le vale de nada para entrar en la dimensión sobrenatural; más bien, en algunos o muchos casos, es un estorbo por que uno se aferra a ello.
Los nuestros son tiempos de humillación y confesión para encontrar en vivo y en directo el rostro de Dios, al Dios de Israel.
Isaías 51: 9 nos exhorta: “Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados…”
Que haya un gran desper

verdadero esfuerzo no se realiza hacia Dios, si no contra satanás”.
¿Dónde ganar las batallas cotidianas?
Una enseñanza recibida de Hector Torres, un valioso siervo del Señor, señala: ¿dónde gano Jesucristo la batalla de la Cruz? ¿en la cruz? … no, en Getsemaní, orando! Oraba y sudaba con gotas de sangre y principalmente diciendo:
“Padre, no mi copa, sino la tuya; Padre, no mi voluntad, sino Tu voluntad”.
Así se gana la batalla…muriendo a sí mismo. Primero, con el enemigo número uno del líder: la carne. A satanás, Jesucristo lo venció en su propia casa: el desierto. Pero orando y ayunando, apartado y en exclusiva, por 40 días.
La victoria aconteció en el mismo y preciso momento cuando Jesucristo moría a sí mismo; cuando anulaba su yo; cuando se negaba a sí mismo para que la Voluntad de Su Padre sea hecha en Él y a través de Él.
Note dos aspectos importantes (de los tantos) en el ejemplo de Jesús: para empezar su ministerio ayunó 40 días. Y antes de ir a la cruz (sufrimiento – batalla), fue a Getsemaní a orar toda la noche (vigilia).
Si queremos vivir victoriosos cada día, debemos tener un “getsemaní” diario, pero intenso, hasta morir a nosotros mismos: a nuestra teología, paradigmas, títulos, posiciones, orgullos espirituales. Verdaderamente estamos muy aferrados a todos ellos y por ese motivo obstaculizamos la Obra de Dios en nosotros, y por ende a través de nosotros.

clamando, el líder se llena de la plenitud de Dios; entonces, ese estado de debilidad, coma o muerte espiritual se convierte en vida pletórica y abundante de la Presencia y el Poder del mismísimo Dios. Ahí es donde el líder se enciende, vibra, se fortalece, capta las ideas y planes de Dios, adquiere talentos, arte y ciencia, y se llena de coraje, fe y obediencia para convertirse en el siervo fiel que ejecuta la Voluntad de Dios, muriendo a sus propios intereses. Este es el estilo de vida que estoy buscando con todo mi corazón! Y le desafío a Ud. a buscarlo también.
Peter Wagner, en su libro Oración de Guerra, nos da una enseñanza práctica y valiosísima: no podemos movernos hacia adelante (la batalla), sin antes movernos hacia arriba (enseñanza, instrucción, inspiración).
En el Lugar Santísimo, orando, clamando, y hasta gimiendo VARIAS HORAS al día, recibimos todas las enseñanzas claves para seguir avanzando; la oportuna inspiración de Dios para “hacer suceder las cosas en Su Poder”; los suministros y herramientas estratégicas para asegurarnos de no cometer torpezas, necedades y carnalidades en la Viña del Señor al lidiar con personas, problemas, necesidades y ataques del enemigo, quien
está plenamente enraizado en la sociedad secular, y en algunos casos en el ambiente cristiano.
Dice Wagner, “la oración es cosas de tres: tiene que ver con Dios a quien oramos, con el que ora (el necesitado), y también implica al maligno