—Contigo me siento segura, Nolan. Además, jamás en la vida me he sentido tan atraída por alguien como por ti. ¿No es ése un buen motivo?
Sus ojos se tornaron más oscuros aún, sus pupilas parecían dilatadas. Sus mejillas empezaron a enrojecer ligeramente. Levantó la mano despacio y la puso encima de la mía, sobre su pecho. Por un momento temí que fuera a apartarla de nuevo, pero entonces me la cogió con fuerza e inclinó la cabeza hacia delante hasta que su frente rozó la mía. Cerré los ojos y me entregué a él por completo.
—Lo es —me susurró—. Más que ningún otro.
Llevó la otra mano a mi nuca y trazó un camino con los dedos en mi piel. Me quedé sin aliento.
—Everly… —musitó.
Y en ese momento inclinó la cabeza y me besó.