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Agatha Christie

Cianuro espumoso

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  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    Ruth Lessing era lista. Había sabido maniobrar hasta colocarse en una posición de confianza. Había aconsejado a George en la cuestión de amueblar la casa; se había hecho indispensable, ¡pero a Dios gracias, había una persona, por lo menos, que se daba cuenta de sus planes!
  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    Apretó los labios. Sí, ¡mil veces sí! Hubieran podido ser felices de no haber sido por Rosemary. Era Rosemary quien había destruido el delicado edificio de confianza y de cariño mutuos que Stephen y ella empezaban a construir.
  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    Dijo todas las cosas que un sinfín de hombres habían dicho antes que él. Tendrían que acabar de una vez, le había escrito. Sería injusto con ella si hiciera otra cosa. No podía correr el riesgo de ser la causa de su desgracia. Ella no comprendía, y así sucesivamente.
  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    ¡Qué sandeces se dicen cuando se está enamorado! No habían parecido tan fatuas en el momento de decirlas; pero ¡recordárselas a uno así, a sangre fría! ¿Por qué no podían las mujeres dejar en paz el pasado? A un hombre no le hacía ninguna gracia que le estuviesen recordando siempre el ridículo que había hecho.
  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    Al leer, se sintió de nuevo dominado por el encanto de antaño. Ella le adoraba. Le amaba más que nunca. No podía soportar la idea de estar sin verlo cinco días completos. ¿Le pasaba a él lo mismo? ¿Echaba de menos el leopardo a su etíope?

    Medio sonrió, medio suspiró. Aquella broma absurda, nacida al comprarle él un batín masculino con lunares por el que ella había mostrado admiración, y lo del cambio de manchas del leopardo[4]. Y él había contestado: «Pero no debes cambiar de piel, querida». Y, después de eso, ella le había llamado siempre «Mi leopardo» y él a ella «Mi belleza negra».
  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    No todo el monte fue orégano.
  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    Una de esas muchachas que esperan que se les diga todas las mañanas a la hora de desayunar que uno está locamente enamorado de ellas.
  • Ani Hernándezje citiralaprošle godine
    Nunca se conseguía nada discutiendo con mujeres.
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