Al escuchar una conferencia mientras escribes un correo electrónico, por mucho que te quedes impresionado por tu capacidad de llevar a cabo ambas cosas al mismo tiempo, lo único que haces es girar rápidamente la atención de una cosa a otra. Es verdad que es posible hacer esto en una décima de segundo; a pesar de ello, el problema radica en que el cerebro se queda un rato anclado en una tarea antes de pasar a la siguiente. Es decir, al girar tu interés hacia el correo electrónico, seguirá, hasta cierto punto, con las antenas puestas en la charla; lo mismo ocurre cuando dejas el mail y vuelves a prestar oído al conferenciante